Cristiana dell'Anna y el estigma de ser mujer y sureña

La discriminación - de género, racial y sexual - es precoz y afecta a las personas desde una edad temprana. Cristiana Dell’Anna, la actriz que interpretó el papel de "Donna Patrizia" en Gomorra, también lo notó y ayer habló durante "We are Pride", un evento íntegramente dedicado a los temas de inclusión y diversidad. Una iniciativa que, en las intenciones de Maura Gancitano y Andrea Colamedici -los dos creadores- proponía "dar voz a lo inaudito, luchar sobre todo por lo que no nos concierne, unir las luchas de los oprimidos en nombre de preguntarse". Para afirmar que el propósito ha sido más que respetado, basta con prestar atención al monólogo "escenificado" por Dell’Anna en el que la mujer relata algunos clips de su vida privada en los que se sintió discriminada como mujer y ciudadana sureña.

"¿Por qué me hiciste mujer?"

Todo comenzó con un asunto simple y mundano como los regalos. Cuando es solo una niña, Cristiana pronto se da cuenta de la abismal diferencia que existe entre los obsequios que recibe y los destinados a su hermano. Para él mapas geográficos, telescopios y otros juguetes inteligentes e innovadores. Para ella, única y exclusivamente felpa. La frustración de ser catalogada solo como mujer y sufrir las limitaciones resultantes es tal que, a los 7/8 años, plantea una pregunta a sus padres: "¿Por qué me hiciste mujer?". Una cuestión detrás de la cual se esconde la conciencia de que la de la "mujer" no es una vida sencilla, sino de una privación continua y una lucha constante contra los prejuicios y estereotipos. Las mismas que alimenta su padre respecto a su sueño de especializarse en cirugía cardíaca, ambición retenida por el hombre que la considera "una rama con pocas mujeres".

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"Todos somos seres humanos en constante evolución"

Fue la suma de estos episodios lo que estimuló en la actriz, que creció entre Nápoles y Castel Volturno, una reflexión sobre la identidad de cada uno de nosotros, un aspecto rico en matices, demasiado a menudo reducido por la sociedad a un solo color. Como si ser mujer, ser homosexual, ser inmigrante fueran las únicas categorías en las que nuestra identidad puede manifestarse, mientras que, en cambio, la realidad es que "todos somos seres humanos en constante evolución". Solo cuando ha llegado a esta conclusión y ha entendido que cada uno de nosotros puede hacer y convertirnos en lo que queramos sin que la territorialidad, el género o la orientación sexual se conviertan en un límite que Cristiana ha encontrado la plena autorrealización como persona y no solo como mujer. Quizás por eso, al final, se convirtió en actriz y "jugar" con la identidad se ha convertido en un verdadero trabajo para ella, volcando de una vez por todas los roles estereotipados impuestos por la sociedad.

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