Sex & The Book / Ménage à trois, búsqueda del erotismo extremo y desenfrenado según Almudena Grandes

Almudena Grandes, autora de la escandalosa novela Las edades de Lulu, nació en 1960 en Madrid. Estudió en la Universidad Complutense de su ciudad, licenciándose en Historia y Geografía, antes de casarse con el poeta español Luis García Montero. Ya trabajaba en el campo editorial cuando, en 1989, debutó con la obra que la hizo famosa, inmediatamente traducida a 19 idiomas y ganadora del prestigioso premio. La vertical de Sonrisa, y del que el director Bigas Luna extrajo la película homónima protagonizada por Francesca Neri. Entre sus últimas novelas, conviene recordarlas Malena un nombre de Tango (también llevado a la gran pantalla por el director Gerardo Herrero), Atlas de geografía humana, Los años difíciles Y Demasiado amor. También de la colección de cuentos Modelos de mujer Se hizo una película, de Juan Vicente Córdoba. En Italia es publicado por Guanda.

Podría haberse tumbado encima de Pablo sin levantarse del sofá, pero prefirió arrodillarse a mi lado. Siempre ha sido un esteta. No lo había dejado ir, seguí sosteniendo la polla de Pablo con fuerza en mi mano derecha y mi nuevo compañero ni siquiera le permitió tocarla. Yo decidiría cuándo era su turno o no entrar al juego. Era mía, así que la volví a correr con la lengua, de abajo hacia arriba, y giré la cabeza, para deslizarla por mi boca, moviendo mis labios cada vez más rápido, como si me cepillara los dientes, hasta que empezó a dolerme el cuello. , y quemarme la oreja, presionarme contra mi hombro, solo entonces lo llevé a su boca, que estaba a mi lado, lo guié con mi mano hasta que se la puso sobre los labios, lo besó, pero en cuanto empezó a acariciándolo me lo quité, para devolvérselo de nuevo, y ver como él lo lamía, con toda mi lengua afuera, luego saqué mi lengua, para lamerlo yo mismo, y se lo volví a pasar, seguimos como esto por mucho tiempo, hasta que él no lo agarró entre sus labios y yo no me atreví a tirar, fui yo quien se acercó a él y comenzamos a chuparlo en dos.


Lulu tiene quince años cuando Pablo, un inquietante amigo de su hermano mayor Marcelo, le presenta los placeres del sexo. Veintisiete años, un poemario recién publicado y todo el encanto de un intelectual y un hombre maduro: Lulù se deja llevar por Pablo en un juego erótico turbio, pero no sin cierto sentimiento. Años después, de hecho, regresa de América y le pide, para que tenga sexo anal y se case con él. El secreto de ese matrimonio parece ser la absoluta falta de inhibición para compartir las perversiones, pero esto no es suficiente para Lulu. Con un deseo ilimitado de libertad, en el deseo constante de explorar sus límites, la mujer abandona a Pablo para lanzarse a un túnel de vivencias cada vez más extremas y arriesgadas, del que su marido, un ángel infernal, la sacará.

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En el pasaje relatado, el matrimonio entre Lulu y Pablo aún está en pañales. Los dos, en sus andanzas nocturnas en busca de excitación, conocen a Ely, una transexual a la que Lulu decide involucrar en una noche de placer para tres. Ely los acompaña a una especie de club en un barrio elegante, con una pequeña barra de bar y un pasillo oscuro con alfombra verde, lleno de habitaciones. Es en uno de estos privè donde Lulù comienza a dirigir el ménage à trois, atento a estudiar las enigmáticas reacciones de Pablo, que al principio permanece completamente impasible. Lulu y Ely se turnan para darle sexo oral. La emoción de Lulu crece en el sentido de poder que proviene de compartir a un hombre a quien el compartir en sí mismo parece hacer aún más suyo. No es de extrañar que marido y mujer continúen el coito solos, mientras que el invitado parecerá olvidado, como si su función sólo hubiera sido la de disparar la mecha.

Las formas de amor que Grandes nos cuenta con un lenguaje fluvial, físico y nunca vulgar, que apenas lleva puntuación por su fuerte impulso emocional, nos sorprenden con el deseo irreductible que subyace en ellas: el de descubrir en el propio cuerpo y en el de otros el límite de uno mismo, la propia madurez, la aceptación del miedo que amenaza todas nuestras relaciones. Lulu necesita involucrarse sexualmente a pesar de reconocer que puede haber formas menos agotadoras y violentas de hacer valer la libertad personal. Afortunadamente tiene a su Pablo para cuidarla: es el amor el que le enseña a medir la luz y la sombra, a acompañarla hasta la frontera y luego a traerla de regreso. Saludable y seguro, o casi.

de Giuliana Altamura


Aquí puedes leer la cita previa con la columna Sexo y el libro / Bisexualidad, perversión y sadismo: amor extremo contado por Florence Dugas

Una escena de la película "The Ages of Lulu"