¿Por qué engordamos?

Los factores predisponentes

La predisposición familiar: ¡Tener tendencia a subir de peso es hereditario! Así, un niño tiene un 15% de riesgo de volverse obeso si sus padres no lo son, un 40% si uno de sus padres tiene sobrepeso y un 80% si ambos padres tienen sobrepeso.

Trastornos endocrinos: algunos desequilibrios hormonales (hipotiroidismo, hipercortisolismo) afectan al peso. Requieren un reconocimiento médico y una atención adecuada.

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Estilo de vida sedentario: la inactividad favorece el aumento de peso, cuanto menos te mueves, menos energía quemas y más difícil es mantener un peso estable.

Malos hábitos alimenticios: Comer demasiado o mal obviamente engorda. Este tipo de errores son numerosos y generalmente se acumulan: atracción por productos alimenticios energéticos, grasos y dulces, métodos de cocción demasiado ricos, percepción errónea de las señales de hambre / saciedad, ritmo de alimentación desordenado (saltarse comidas o comer demasiado rápido, mordisquear, no dividir los alimentos de forma equilibrada en las distintas comidas ...), ignorando los conceptos básicos del "equilibrio alimentario ...

La ingesta de determinadas drogas. Es innegable: algunos fármacos (antidepresivos, hormonas femeninas, corticoides ...) engordan, mientras que otros pueden ralentizar la pérdida de peso.

Los desencadenantes

Factores ginecológicos. Los desequilibrios hormonales, la pubertad, los embarazos y la menopausia favorecen el aumento de peso en las mujeres.

Cambios en los hábitos de vida. Una interrupción o un cambio de trabajo, una jubilación, una mudanza, la muerte de un ser querido, el amor, los hijos: todos estos son factores que, al influir en la moral y los hábitos, pueden generar desequilibrios de peso.

Dejar de fumar: Disminución del consumo de energía en reposo, aumento del apetito, atracción por el azúcar, compensación de gestos… Dejar de fumar generalmente equivale a ganar algunos (o muchos) kilos.

Dejar de hacer deporte: Pasar de la actividad a un estilo de vida sedentario provoca una pérdida de masa muscular, una disminución del metabolismo básico y una reducción del consumo energético que, inevitablemente, se traducen en un aumento de peso si, al mismo tiempo, no se reequilibra el equilibrio. Fuente de alimentación.

La fatiga lo estresó. Para compensar el cansancio y la preocupación, nada mejor que ingerir alimentos energéticos que produzcan una sensación de bienestar, provocada por diferentes mecanismos hormonales. Y cuando comes demasiada grasa y azúcar, ¡engorda!

La alternancia de turnos de trabajo diurno y nocturno Es difícil adoptar una dieta sana y regular cuando no se vive al mismo ritmo que los demás. Un estudio de enfermeras que trabajan en turnos nocturnos, de hecho, mostró que su riesgo de engordar más de 5 kilos después de 10 años de trabajo se duplica en comparación con sus compañeros que trabajan durante el día.

Los factores agravantes

El efecto yoyo. Cuantas más dietas repetidas se imponen a su cuerpo, más sensible se vuelve a las restricciones y más tiende el cuerpo a almacenar calorías. Cada vez que reinicia una dieta, tiende a ganar más libras que antes.

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