¿Qué es la mastitis? Todo lo que necesitas saber sobre esta patología.

Mastitis: ¿qué es esta patología y por qué ocurre esta típica inflamación dolorosa de la mama? Muy a menudo la mastitis sigue al período del parto y está relacionada con la lactancia, sin embargo, en algunos casos la inflamación puede volverse crónica y causar mucho dolor al limitarse a diario. actividades ¡Incluso llevar sujetador puede volverse difícil! ¡Descubre todos los pros y los contras de este accesorio de belleza (que a veces realmente no soportamos) viendo este vídeo!

Mastitis puerperal: las causas

La mastitis puerperal suele aparecer en el posparto, durante la lactancia o durante el destete; es una inflamación de los canales a través de los cuales sale la leche materna del pezón. Incluso con mastitis, la madre puede amamantar a su bebé; de hecho, los expertos creen que esto ayuda a drenar la mama y también reduce el riesgo de que la infección se propague al resto de la mama. La lactancia, incluso en el caso de mastitis, no presenta ningún riesgo de infección para el recién nacido, ya que las bacterias quedan inactivas por su sistema digestivo. Si la causa de la enfermedad es mecánica, puede tener su origen en lesiones o fisuras cutáneas, provocadas por una adherencia imperfecta al pecho del bebé y que favorecen la inflamación. Si se trata de una infección, puede haber sido causada por un sistema inmunológico débil, lo que ha permitido la infiltración de patógenos, como los estafilococos. Staphylococcus aureus es el patógeno etiológico más extendido. En las mastitis infecciosas, además de Staphylococcus Aureus, los principales patógenos responsables son S. Epidermidis y Streptococci, habitualmente presentes en la piel y que también pueden infiltrarse a través de pequeñas excoriaciones. Mientras la madre está amamantando, las bacterias presentes en la piel y la boca del recién nacido a menudo penetran dentro de la glándula mamaria, a través de lesiones en la piel de la mama. O puede ser provocado por un agrandamiento anormal de los conductos por los que pasa la leche (galactóforos), por una obstrucción de los mismos conductos por un estancamiento de la leche, con la consiguiente proliferación de bacterias, o incluso por una mala higiene de la zona. Otras causas: uso de la misma mama para varias tomas consecutivas, lesiones en los pezones, piercings, diabetes o enfermedades que debilitan el sistema inmunológico.

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Síntomas de la mastitis puerperal.

Casi siempre ocurre en los primeros meses, pero a veces incluso después de un intervalo de tiempo más largo. Suele ser unilateral. Los síntomas de la mastitis incluyen fiebre, dolor severo en el pecho que está turgente, enrojecido y caliente al tacto, malestar similar a la gripe, ardor de la piel tenso por la inflamación, dolor especialmente durante la lactancia, escalofríos, falta de apetito, astenia, fatiga, músculos dolores, inflamación de los ganglios linfáticos en las axilas, sangrado del pezón, presencia de pequeños nódulos a la palpación. Tras ser diagnosticada con visita al especialista y mediante síntomas, es necesario no agravar la patología con complicaciones, como absceso mamario y pus en la glándula mamaria. Evidentemente, nuestra información ciertamente no sustituye a una visita y al diagnóstico de un especialista.

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Mastitis aguda puerperal y no puerperal. Mastitis crónica

La mastitis puede ser aguda o crónica. Entre los primeros, el más conocido se llama puerperal, es decir, lactancia. Sin embargo, existen otras mastitis aguda, llamada mastitis no puerperal o crónica debido a una abundancia momentánea de estrógenos. En la mastitis infectada, la proliferación de bacterias y su entrada en las lesiones cutáneas pueden producir un flemón, lo que dificulta el paso de la leche a los conductos adecuados.Un flemón de origen infeccioso se manifiesta con inflamación del tejido conectivo subcutáneo o profundo y puede provocar un proceso de formación de pus. Durante la visita, además de endurecimiento y tensión, con la palpación se pueden sentir nódulos en la mama y se puede ver el pezón retraído hacia la areola. Para prevenir estos problemas, es necesario asegurarse de que el apego al pecho se realice de la forma más adecuada, que la leche en el pecho se agote antes de unir al bebé al otro; que los pechos se alternan en cada toma. Si el ginecólogo lo considera oportuno, la leche se puede extraer manualmente o con un extractor de leche.

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Terapias y prevención

Para acelerar la curación, puede aplicar compresas calientes antes de amamantar y compresas frías después, dejar que la nueva madre descanse, hacer que beba muchos líquidos y practicar una higiene escrupulosa. Para normalizar el estado de las mamas y tratar la mastitis, además de compresas, reposo y masaje mamario, se necesitan antibióticos para derrotar a las bacterias que causaron la infección, por ejemplo la amoxicilina, un medicamento seguro para el lactante. El tratamiento, si procede, también puede requerir antiinflamatorios y la administración de paracetamol (Tachipirina). Si se forma un absceso, puede ser necesaria la intervención de un cirujano. En el caso de abscesos pequeños, se puede realizar una aspiración ECO guiada, si el absceso es más grande, se realiza una incisión con drenaje. Se practica con tratamiento ambulatorio o mediante cirugía. En estos casos siempre se brinda cobertura con antibióticos, sin embargo, la posibilidad de abscesos es bastante rara y la enfermedad suele tener un curso positivo y una cura definitiva.

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Consejos para la prevención de la mastitis

Lo primero a tener en cuenta es una limpieza cuidadosa y correcta de las mamas durante el embarazo y la lactancia. El pecho debe lavarse cuidadosamente antes y después de amamantar. Es necesario sujetar bien al bebé al pecho, para evitar las pequeñas lesiones que pueden provocar inflamación e infecciones, alternar los pechos en cada toma. No use sujetadores demasiado ajustados y ropa que presione demasiado los senos, amamante si es posible hasta el destete natural. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la mastitis afecta hasta al 10% de las mujeres que amamantan. Sin embargo, solo en raras ocasiones se realizan pruebas de laboratorio (como las pruebas de la leche, para definir con precisión el patógeno responsable, con el fin de elegir el antibiótico más eficaz) o pruebas instrumentales (mamografía y ecografía para diagnosticar un absceso o cáncer de mama). En cualquier caso, la mastitis no debe subestimarse como patología, ya que no debe descuidarse. El peligro es que la falta de terapias e intervenciones adecuadas puede conducir a complicaciones más graves, como un gran absceso. También hay que recordar que esta es una sintomatología que no debe tratarse superficialmente, ya que además de la mastodinia, un dolor bastante común en la mama que aumenta de intensidad durante el período menstrual, incluso una forma severa de cáncer presenta síntomas típicos de mastitis, a saber, el carcinoma inflamatorio de mama y, por tanto, una inflamación de las venas de la pared torácica tras un traumatismo, a saber, la enfermedad de Mondor.

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