Las uvas engordan: no es cierto y te explicamos por qué

La uva es una fruta rica en vitaminas, minerales y azúcares. Precisamente por ser muy dulce se ha considerado durante mucho tiempo un alimento que engorda, sin embargo los beneficios que aporta a nuestra salud son muy superiores a las (aunque pocas) calorías que contiene. Veamos juntos su tabla nutricional, cuánto comer y cuándo.

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Porque las uvas no engordan

La uva es una fruta que aparece en nuestras mesas entre finales de verano y principios de otoño y es un alimento básico de la dieta mediterránea que se cultiva en Italia desde hace milenios. Contiene nutrientes importantes como minerales y vitaminas (que protegen nuestro sistema cardiovascular y gastrointestinal), sin embargo, al ser también una fruta muy dulce, durante mucho tiempo se ha considerado un enemigo de la dieta. Este no es el caso, de hecho las uvas contienen 65 calorías por cada 100 gramos, una cantidad, por tanto, bastante modesta en comparación con otros alimentos.

La uva también contiene mucha agua, incluso casi el 70% -80% de su composición, lo que hace que esta fruta sea un poderoso aliado de nuestra salud porque depura el organismo, contrarresta la retención de agua y, dada la considerable cantidad de fibra contiene, ayuda a sentir menos hambre entre comidas.
Las uvas tienen, por tanto, un alto poder saciante, lo que las convierte en una valiosa ayuda a la hora de seguir una dieta: consumida en las cantidades adecuadas (sin, es decir, en exceso), ayuda a adelgazar sin esfuerzo.

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Los beneficios de la uva para nuestro organismo

Comer uvas aporta a nuestro organismo numerosos beneficios porque esta fruta es muy rica en nutrientes y humectantes, aquí tienes sus principales propiedades:

  • Las uvas tienen un alto poder saciante.

Las bayas de uva contienen una gran cantidad de fibras que ayudan a reducir la sensación de hambre y son ricas en resveratrol, una sustancia con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que ayuda a mantener bajo control los niveles de grasa en sangre.

  • Es depurativo

La uva tiene un efecto desintoxicante inmediato en nuestro organismo porque ayuda a eliminar el exceso de líquidos.

  • Es rico en nutrientes

Las bayas de esta fruta aportan una buena cantidad de vitaminas B1, B2, B6, A y C, además de minerales como magnesio, hierro, calcio, cobre, potasio y zinc. Es por esto que las uvas son muy recomendadas para todos los deportistas y para aquellos que quieren mantenerse en forma. Las vitaminas del grupo B, en particular, son muy útiles para contrarrestar estados de fatiga psicofísica, de hecho las uvas son perfectas para afrontar el cambio. temporada de verano a otoño con la carga adecuada.

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  • Reduce el colesterol alto

La uva, al ser una buena fuente de vitamina C, magnesio y quercetina, es un aliado del correcto funcionamiento de la circulación sanguínea porque contrarresta la formación del llamado colesterol malo, en favor del bueno, es decir, el HDL.

  • Tiene efecto anti-envejecimiento y previene el envejecimiento.

Las uvas son ricas en polifenoles (contenidos en las bayas) con acción antioxidante como el resveratrol. Combate la acción nociva de los radicales libres y protege nuestro organismo del estrés oxidativo que es la principal causa del envejecimiento, además la vitamina C que contiene favorece la producción de colágeno, útil para restaurar el tono de la piel y combatir la celulitis.

  • Combate el estreñimiento

Las uvas contienen potasio y polifenoles que son eficaces para combatir el estreñimiento, además, las semillas y la piel son útiles para quienes padecen dispepsia e indigestión.

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¿Cuántas uvas podemos comer?

La uva es una fruta que no se debe consumir en cantidades exageradas porque aún aporta una buena cantidad de azúcares. Una porción de 100-200 gramos (correspondiente a aproximadamente un racimo pequeño) es ideal para consumir tanto al final de una comida como al final de la comida. un bocadillo a media tarde. Sus racimos también pueden incluirse en la dieta todos los días, siempre que los azúcares presentes en otros alimentos se mantengan a raya durante el día. Quienes padecen hiperglucemia, hipertrigliceridemia o diabetes tipo 2, en particular, deben limitar la ingesta de esta fruta. y no exceda las cantidades.

Sin embargo, el discurso es un poco diferente para las pasas. Las pasas (o pasas) son mucho más ricas en azúcares porque son un producto deshidratado, por lo que son extremadamente más calóricas que las uvas frescas. Las pasas contienen alrededor de 300 calorías por cada 100 gramos, una gran diferencia en comparación con las 60 de los racimos.

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Cuando comer uvas

Los racimos de uva se pueden consumir tanto al final de una comida como a media mañana o media tarde como tentempié para acabar con el hambre. Sin embargo, incluso para el desayuno, comer algunas bayas en yogur o en un batido es muy bueno para el cuerpo. Las uvas aportan una buena cantidad de azúcares simples pero son de fácil digestión, por lo que son excelentes si se comen antes de la actividad física. Las bayas se pueden combinar con muchos alimentos, desde postres hasta ensaladas pasando por batidos de proteínas y frutos secos, lo importante es no excederse en las cantidades.
En cuanto a la variedad a preferir, todas son excelentes para el cuerpo: uva blanca, negra, amarilla, rosada, sin pepitas, ... Las alternativas son muchas y lo único que importa en esta oportunidad es el gusto personal.

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