Resiliencia

La capacidad de aprobar las pruebas.

En física, "resiliencia" indica la capacidad de un cuerpo para resistir los choques y reanudar su estructura inicial. En el campo de la psicología, este término indica la capacidad del individuo para superar los momentos dolorosos de la existencia y evolucionar, a pesar de la adversidad. Es decir, la resiliencia consiste en tomar nota del trauma (duelo, abandono, incesto, violencia sexual, enfermedad, guerra), aprender a vivir con él, levantarse y mirar las cosas desde otra perspectiva. A veces incluso puedes deshacerte de un pasado pesado, saliendo de él templado.


La evolución del concepto

Ver también

Resiliencia: que es y como mejorar esta habilidad

Las frases más significativas sobre la resiliencia

El primero en hablar Resiliencia eran psicólogos estadounidenses, en los años cincuenta; en Europa, y en particular en Francia, una contribución decisiva la aportó el trabajo de John Bowlby (pediatra y psicoanalista) a principios de los años ochenta; más allá de los Alpes, el concepto de resiliencia ha sido popularizado sobre todo por Boris Cyrulnik, etnólogo, neuropsiquiatra y psicoanalista. A través de algunos trabajos exitosos (incluyendo El maravilloso dolor) estos mostraron al público en general que la resiliencia puede convertirse en una fuente de esperanza. A partir de experiencias de primera mano y de la observación de diferentes grupos de individuos (sobrevivientes de campos de concentración, niños de la calle bolivianos), el académico ha demostrado que la psicología y el psicoanálisis pueden abordarse de una manera más optimista y satisfactoria. La adversidad debe, por tanto, ser percibida como posibles etapas a superar.
En Italia, estas teorías comienzan a afianzarse gracias al trabajo de Elena Malaguti, profesora de pedagogía especial en la Universidad de Bolonia, y autora, junto con Cyrulnik, de algunos ensayos populares como Construyendo resiliencia. La reorganización positiva de la vida y la creación de vínculos significativos.(Centro de estudios Erickson, 2005).


El mecanismo del proceso

Según los especialistas, la actitud resiliente es dinámica y pasa por varias etapas de defensa para contrarrestar trayectorias evolutivas negativas.

- Una persona resiliente pasa por una fase de revuelta y de rechazo a sentirse condenada al sufrimiento.

- En un segundo momento llega el sueño y la sensación de desafío, que es el deseo de salir del trauma, fijarse una meta.

- Existe también una actitud de rechazo, que consiste en crear una imagen de persona fuerte para defenderse de la compasión de los demás, aunque siempre haya una cierta fragilidad interior.

- Finalmente, sentido del humor: una persona resiliente tiende a desarrollar una forma de burla hacia su propio trauma. Es una forma de no sentir lástima el uno por el otro y dejar de ser vistos por los demás como víctimas de la vida.

También hay que decir que muchos resilientes pueden experimentar fases creativas (escritura, dibujo). Estas son formas de exorcizar el dolor, tomar nuevos caminos y mostrar indirectamente su diversidad.

Los factores innatos y adquiridos

Es necesario considerar algunos determinantes genéticos. De hecho, de un individuo a otro, el cerebro no producirá la misma dosis de dopamina, serotonina y, por tanto, de sustancias eufóricas. Algunos bebés serán más activos y psicológicamente más estables que otros desde el nacimiento. Otros factores a tener en cuenta son: el carácter del niño (dócil, confiado), el clima familiar en el que crece en los primeros años de vida (si es armonioso y tranquilizador, si los padres están unidos, si el grado de apego para la madre es fuerte) y, finalmente, la red de relaciones externas que el niño es capaz de crear (más o menos tranquilizador y solidario). Estadísticamente, un niño que posea estos tres atributos desde una edad temprana debe estar equipado con los medios para enfrentar las dificultades de la existencia sin un malestar aparente.

¿Es posible aprender resiliencia?

Independientemente de la edad, después de un trauma o una prueba dolorosa, cada individuo se ve obligado a crear un proceso de resiliencia. Se trata de dar el golpe, tomar las riendas del propio destino para transformarlo y, luego, seguir viviendo con normalidad. Aunque, claro, la herida está ahí y siempre permanecerá ...

Las criticas

Si, en Estados Unidos, el concepto de resiliencia ha tenido éxito, en Europa es más difícil de imponer. El principal motivo es que los psicólogos estadounidenses se inspiran más en el conductismo para analizar determinados fenómenos y establecer terapias adecuadas. En Italia, que lleva mucho tiempo a la zaga del tema de la resiliencia, muchos psicoanalistas denuncian este método porque tiende a preocuparse más por los síntomas que por el origen del sufrimiento de las personas.
(Estas teorías comienzan a afianzarse en nuestro país gracias al trabajo de Elena Malaguti, profesora de pedagogía especial en la Universidad de Bolonia, y autora, junto con Cyrulnik, de algunos ensayos populares como Construyendo resiliencia. La reorganización positiva de la vida y la creación de vínculos significativos.(Centro de estudios Erickson, 2005).


La resiliencia no debe ser percibida como un signo de invulnerabilidad, pero aún tiene la ventaja de transmitir, a los ojos de la gente, un mensaje optimista y antifatalista o, mejor aún: un realismo esperanzador.

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