Cómo contarle a su hijo sobre la muerte

A que edad empezar a hablar de eso

La noción de muerte se percibe muy temprano en la vida, especialmente desde el punto de vista de las sensaciones. Una "imagen, una voz ... estas carencias" físicas "se perciben aún más si el niño es pequeño. No quedarán" psíquicamente "escritas en su memoria, pero dejarán una vaga sensación de vacío en su cuerpo. un niño pierde a su madre, unos años después, puede que incluso sienta el recuerdo de un perfume o una forma de ser recogido, pero no podrá identificar de dónde viene ese sentimiento ...

Alrededor de los 3-4 años, el niño comienza a familiarizarse con la muerte a través de la pérdida de los objetos que le importan, o incluso cuando sus padres lo dejan en la escuela por la mañana. Inicialmente, la muerte está asociada a la noción de abandono, luego personas mayores que él le enseñarán lo que significa perder algo, haciéndole tomar conciencia de algunas realidades como, por ejemplo, la falsa existencia de Papá Noel.

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¿Cómo responder a sus preguntas?

"Mamá, ¿qué es la muerte?": Esta pregunta crucial surge muy temprano en las conversaciones entre padres e hijos. Esta pregunta existencial es muy importante para un niño y no tienes que esperar a que suceda un drama para hablar.

A menudo utilizamos imágenes imaginativas, como "el abuelo ha llegado a su abuela en el cielo" o incluso "se fue para un largo viaje" ... al principio esta estrategia puede ser una solución, sin embargo tiene sus límites, arriesgando confusión. El niño Lo mejor es presentar el tema de una manera sencilla y honesta, sin grandes palabras.

Es inútil decirle a un niño que la muerte es temporal y que los que han muerto estarán ausentes durante mucho tiempo. Simplemente tenemos que explicarle que no volverá. Al principio, este hecho puede ser difícil de tragar, pero con el tiempo la aceptación será menos dolorosa. En cambio, puede admitirle a su bebé que no sabe en absoluto lo que sucede después de la muerte. Este diálogo le permitirá empezar a reflexionar.

¿Cómo contarle sobre la muerte de un ser querido?

Si su hijo sufre una pérdida, es mejor si el tema de la muerte ya se ha abordado en el pasado. Es fundamental decírselo de inmediato, sin esperar a que se sorprenda de no ver a esa persona durante algún tiempo. Debes decirle, con un poco de delicadeza, que ella se fue al cielo y no volverá. Y si el dolor es demasiado grande para ti, solo dile que estás muy triste y que luego le explicarás lo que pasa. Sin mentiras, por lo tanto, correría el riesgo de generar confusión y angustia en el niño. También sepa que un niño es perfectamente capaz de comprender su dolor y también puede ser muy bueno para consolarlo.

También es necesario explicarle al niño que, si esa persona ya no está físicamente presente, siempre estará presente en su corazón y lo acompañará durante toda su vida. Una fotografía colgada en la pared o una carta vieja pueden ayudar a aliviar su dolor temporalmente.

¿Tienes que asistir al funeral?

Algunos psicólogos recomiendan que el niño asista al funeral. Esta ceremonia puede permitirles comprender mejor lo que está sucediendo y beneficiarse del apoyo de los miembros de la familia. Palabras reconfortantes, gestos tiernos, discursos en memoria del ser querido fallecido ... el niño debe saber observar, asimilar el duelo a través del recuerdo y poder llorar libremente. Finalmente, esta es la mejor manera de despedirse de una persona desaparecida. Si el niño lo desea, también puede ver el cuerpo del fallecido y poner una fotografía, objeto o dibujo en el ataúd.

¿Cómo ayudarlo a superar una muerte?

A veces sucede que el niño se siente culpable y responsable de la muerte de un ser querido. Es posible que recuerde haber pensado cosas malas, deseando que esta persona muriera de un enojo momentáneo. También puede sentirse responsable de pensar que no la ha amado lo suficiente.

Explícale que no es culpa suya, que los pensamientos no matan y que todo el mundo piensa cosas malas. También hay niños que piden más mimos y atenciones. Este es un síntoma del hecho de que experimentan mal la muerte y tienen dificultades para aceptar el dolor. En ese caso, deje que el niño se acerque a usted, respete sus ritmos, esté siempre ahí. Evita dejarlo solo con su dolor, sal con él más seguido y trata de compartir más momentos de relajación y mimos.

Y si su hijo así lo desea, haga visitas periódicas a la tumba del difunto: contrariamente a la creencia popular, esto puede ser de gran ayuda.

En caso de desesperación insuperable, ¡busque ayuda!

En algunos casos extremos, hay niños que se vuelven agresivos, rechazan la compañía de otros niños, tienen problemas para dormir o son completamente indiferentes al duelo. Si esta actitud se vuelve recurrente, es mejor contactar a un psicoterapeuta para permitir que el niño supere el bloqueo y exprese sus emociones.

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