Masaje oriental

El origen

Se dice que el desarrollo de los hammams y masajes en los territorios del Magreb se remonta al siglo VII y se debe al profeta Mahoma. Estos, al parecer, una vez descubiertos la práctica de los baños de vapor y los masajes que los acompañaban, muy comunes en las civilizaciones griega y romana, habrían sido inmediatamente conquistados por sus virtudes depurativas para el cuerpo y el espíritu. Hasta el punto de introducirlos en las prácticas religiosas, fomentando la construcción de baños turcos anexos a mezquitas. En el siglo XI, un ilustre médico y filósofo iraní, Avicenne, habló de las cualidades terapéuticas de los masajes, enfatizando que estas prácticas tienen éxito "para disipar las sustancias nocivas presentes en los músculos y que no se eliminan con el ejercicio físico ".


El ritual

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El masaje oriental está tradicionalmente precedido por una sesión de unos 20 minutos en el hammam. Estos baños de vapor, caracterizados por una decoración arabesca y refinada, se ubican en espacios cerrados y poco luminosos y suelen asociarse con aceites esenciales de pino o eucalipto. Gracias al fuerte calor y la humedad, consiguen relajar los músculos, favorecer la eliminación de toxinas, abrir los poros de la piel y relajar, tanto física como mentalmente.

Esta etapa es sumamente importante en el ritual del masaje: lo prepara. Después de unos minutos de descanso fuera del hammam, puede comenzar el masaje. Se practica sobre la piel desnuda, con la ayuda de aceite de Argán tibio. El masaje oriental se realiza en todo el cuerpo, desde los pies hasta la cabeza, siguiendo la configuración muscular. Las manos expertas del masajista sienten la tensión muscular e insisten en las zonas dolorosas, especialmente a la altura de los hombros. El experto también trabaja alrededor del vientre, trazando círculos con las manos en el sentido de las agujas del reloj. Finalmente, permanece en el plexo solar y abre, a través de la presión, la caja torácica. Generalmente, la sesión finaliza con unos minutos de relajación, acompañados del tradicional té de menta refrescante y digestivo.


Los beneficios

- Las técnicas empleadas en este masaje favorecen la eliminación de toxinas, la relajación y flexibilidad de los músculos. De hecho, el masaje oriental está dirigido sobre todo a relajar los músculos para favorecer el bienestar general.

- El aceite de argán, particularmente rico en ácidos grasos esenciales, vitamina E y polifenoles, fortalece las funciones celulares y nutre la piel dejándola suave y tersa.

- Gracias a los antioxidantes que contiene, el té de menta favorece la eliminación de las toxinas liberadas durante el masaje y contribuye a la regeneración del organismo.

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