Flujometría materno-fetal: todo lo que necesita saber sobre el Doppler durante el embarazo
La flujometría materno-fetal es un examen basado en ultrasonido (también llamado Doppler) que le permite monitorear el flujo sanguíneo en las arterias y el funcionamiento adecuado de la placenta durante el embarazo. Este no es un examen de rutina, sino que se lleva a cabo solo en casos especiales, como la falta de crecimiento del feto. Averigüemos juntos en qué consiste y cuándo es necesario hacerlo. Mientras tanto, aquí hay un video para comprender cómo crece el feto durante el embarazo:
¿Qué es la flujometría?
La flujometría, como hemos anticipado, es un examen que utiliza ultrasonido, como cualquier ultrasonido obstétrico. Estos ultrasonidos son capaces de monitorear el flujo sanguíneo en las arterias sin ningún riesgo para la mujer embarazada y su futuro bebé.
El Doppler es solicitado por el ginecólogo solo en casos particulares: en realidad no es un examen que deba realizarse de manera rutinaria durante cada embarazo, sino solo si existen algunas complicaciones como diabetes gestacional o preeclampsia, o un retraso del crecimiento del feto.
La flujometría, de hecho, es muy importante en caso de retraso en el crecimiento fetal porque permite al médico evaluar la salud del niño: el Doopler, de hecho, detecta y proporciona datos fundamentales sobre la circulación de la sangre en las arterias y por tanto sobre la "oxigenación y funcionamiento de la placenta, el órgano que permite la transferencia del mismo oxígeno y nutrientes de la madre al feto".
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¿Cómo funciona la flujometría?
La flujometría funciona de manera similar a la ecografía obstétrica y utiliza la misma instrumentación técnica, a través de la ecografía es posible concentrar el análisis en un vaso sanguíneo en particular para evaluar la velocidad y cantidad del flujo sanguíneo.
Los vasos que se controlan son en primer lugar las arterias uterinas, es decir, las que llevan sangre (y por tanto oxígeno) desde el útero materno a la placenta (y por tanto al bebé); las arterias umbilicales, que llevan sangre del feto a la placenta a través del cordón umbilical; la arteria cerebral media del feto, el conducto venoso que transporta sangre desde la placenta hasta el corazón del bebé.
Según las arterias que se examinen, existen dos tipos diferentes de flujometría, la materna y la fetal. La flujometría materna se usa para evaluar el flujo sanguíneo en las arterias uterinas y se prescribe para mujeres embarazadas que tienen problemas de salud particulares y pueden tener complicaciones. Por lo general, se realiza entre las semanas 17 y 23 de embarazo. La flujometría fetal, en cambio, es la que analiza las arterias umbilicales, la arteria cerebral media y el conducto venoso, y se realiza a partir de la semana 32 de gestación.
Tras identificar el vaso sanguíneo a monitorizar, el dispositivo envía una señal Doppler que permite analizar las características de la arteria en cuestión, detectando problemas o complicaciones. El instrumento que utilizan los médicos permite obtener los resultados deseados con mayor facilidad a través de un efecto de coloración que ayuda a visualizar los vasos específicos buscados (es el llamado "Doppler color").
¿Cuándo se debe realizar la flujometría materno-fetal?
La flujometría siempre debe realizarse en caso de restricción del crecimiento fetal, es decir, cuando el feto tiene un retraso en el crecimiento y no tiene el tamaño que debería tener en ese momento preciso del embarazo. El Doppler permite en este caso entender las causas de la restricción, si el problema está en el no funcionamiento de la placenta o si es necesario buscarla en otro lugar.
La flujometría también se prescribe en caso de enfermedades o malformaciones fetales, desde anemia fetal hasta posibles malformaciones cardíacas. Finalmente, puede ser de gran ayuda para las mujeres que padecen preeclampsia o que están en riesgo de tener preeclampsia.
