Manejar conflictos en la oficina

La vida no siempre es sencilla. Ni siquiera en la oficina. Los motivos de tensión cuando se trabaja en equipo son numerosos. Desorganización, mala división de tareas, luchas por el poder ... El ambiente pronto puede volverse eléctrico.

Los diferentes tipos de conflicto
Encontrar una solución adecuada al conflicto presupone buscar su causa. Un buen análisis de la situación permitirá gestionar mejor la crisis.
- I. conflictos generacionales
Este tipo de conflicto es cada vez más común en las empresas. Los empleados más jóvenes chocan con los mayores: métodos arcaicos para algunos y demasiado vanguardistas para otros, malentendidos, habilidades cuestionadas, negativa a adaptarse ... Estos conflictos están entre los más sencillos de resolver si todos ponen de buena voluntad: reapertura diálogo, capacitando a los empleados mayores en nuevas técnicas, sabiendo aprovechar los consejos de los que tienen más experiencia, pero también mostrando paciencia, tolerancia y mente abierta. Debe poder expresar sus necesidades, pero también reconocer sus deficiencias, en ambos lados.
- Conflictos de personalidad
No es posible llevarse bien con todo el mundo, está claro. Las ideologías, los personajes, los valores socioculturales son factores que pueden generar tensiones. Pero, incluso si las diferencias de puntos de vista son normales, no deben convertirse sistemáticamente en una ocasión de confrontación. Adoptar una estrategia que evite los conflictos, sin dejar de ser cortés, puede ser una solución para las personas que no se ven obligadas a trabajar codo con codo. De lo contrario, es mejor evitar con cuidado los temas problemáticos. Pero cuando esta incompatibilidad es tal que impide cualquier forma de comunicación, se pueden contemplar otras soluciones más radicales: cambio de sede o departamento, por ejemplo.
- Conflictos de interés
Ya sea que impliquen un aumento de salario, un ascenso o de otro tipo, hay luchas por el poder dentro de una empresa. En ocasiones, esta competencia es estimulada por las empresas para obtener mejores resultados. Pero cuando esta rivalidad alcanza tal nivel que el funcionamiento de la empresa se ve afectado, puede ser necesario restablecer claramente el territorio de cada uno.
-Conflictos ocultos
Puede suceder que, dentro de un grupo de trabajo, solo una persona se encuentre en situación de conflicto, con los jefes, por ejemplo, o con sus colaboradores. Esta situación conflictiva puede convertirse rápidamente en una limitación, pero a veces también puede ser saludable. La persona en cuestión puede revelar un malestar más profundo y generalizado, que nadie más se atreve a expresar. En este caso, la solución está en la comunicación, que puede volverse peligrosa si el interlocutor principal está involucrado en el conflicto. Pero, dado que la supervivencia del grupo, o incluso de la empresa, a menudo depende, es fundamental encontrar rápidamente la fuente del problema y resolver el conflicto.


La comunicación, piedra angular de la empresa
Parece obvio, seguro, pero repetita juvant: la mejor forma de salir de una situación de crisis sigue siendo la comunicación. Pero, para ello, el diálogo debe seguir siendo posible.
-Controla tus emociones
La naturaleza humana está hecha de tal manera que, cuando un individuo se siente atacado, la primera reacción es defenderse. Provocaciones, insultos, violencia verbal o física ... La tentación de responder de la misma manera es fuerte. Sin embargo, una escalada de violencia envenenará aún más una situación que ya de por sí es tensa. Y, además, para salir de un callejón sin salida es necesario ceñirse a los hechos, sin cuestionar los sentimientos. Las reacciones emocionales no llevan a ninguna parte: por tanto, conviene controlar las emociones.
-Afirmarse con tacto
El interés radica en encontrar un terreno común que satisfaga a todas las partes involucradas. No se trata de renunciar a las propias opiniones, sino de admitir que es posible tener diferentes puntos de vista. Adoptar una actitud constructiva hacia su interlocutor permite que cada uno se exprese con claridad, respetando al otro.

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Mediación, último recurso
Cuando se han contemplado todas las soluciones, o un conflicto ha asumido proporciones tales que cualquier negociación es imposible, a veces la clave para desbloquear la situación pasa a ser el uso de una tercera persona. Neutral e imparcial, el mediador, que no tiene ningún interés que defender, podrá dar una opinión nueva y objetiva sobre la crisis. Esta tercera persona puede ser elegida en la empresa, un representante del personal, por ejemplo, pero cada vez son más las empresas que recurren a empresas especializadas en la gestión de conflictos entre colaboradores. Esta solución tiene la ventaja de poner en tela de juicio a las partes ante la situación en un universo independiente: una nueva conciencia puede abrirse paso, llevando a los colaboradores a plantearse las preguntas correctas, a desarrollar su sentido de responsabilidad y a encontrar por sí mismos. , al final, una solución al problema.

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