Helioterapia: cómo utilizar el sol para nuestro bienestar

Cuando el sol nos cura Esto podría definirse como helioterapia, que es la ciencia terapéutica que implica la exposición controlada al sol para aprovechar los beneficios y propiedades de la luz en nuestro organismo. El sol consigue hacernos sintetizar la vitamina D, imprescindible para la salud, pero también puede ayudar a quienes padecen psoriasis u otras enfermedades. La helioterapia nos puede hacer bien, pero cuidado: como se explica en el video, ¡las manchas solares siempre están al acecho!

Que es la helioterapia

La helioterapia es una verdadera ciencia terapéutica también conocida por nuestros antepasados ​​y se basa en la exposición a los rayos solares. Éstos tienen la función de tratar dolencias de diversa índole, incluyendo enfermedades de la piel, raquitismo y deficiencia de vitamina D. Además, la luz solar ayuda a infundir una sensación de bienestar y calor en el cuerpo y, por tanto, favorece la relajación muscular. Helioterapia, también conocida como helioterapia (de la palabra griega elios, es decir, "sol") utiliza el sol como medicina y es una técnica utilizada desde los antiguos griegos y romanos, quienes solían tomar largos baños de sol (y hacer gimnasia al aire libre) para fortalecer el cuerpo.

La medicina a lo largo de los siglos lo ha utilizado ampliamente: en 1700 el médico Lazzaro Spallanzani creía que la luz solar podía matar microbios y, a mediados del siglo XIX, el "médico del sol" Arnold Rikli fundó el primer instituto europeo de helioterapia en Trieste. A lo largo de los años 1800 y 1900, la helioterapia se utilizó para tratar la tuberculosis y hasta la fecha los estudios e investigaciones al respecto se han multiplicado, confirmando el papel protagónico de la luz solar en el tratamiento de muchas enfermedades.

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El principio detrás de esto

La helioterapia se basa en el conocimiento del espectro solar. Los rayos del sol, de hecho, llegan a la Tierra en forma de luz visible, radiación (rayos infrarrojos) y en forma de rayos ultravioleta. El infrarrojo aporta calor y calienta el cuerpo pero, permaneciendo en la capa superficial de la piel, no provocan consecuencias químicas en la piel (excepto quemaduras cuando la intensidad de los rayos es alta); los rayos ultravioleta, por otro lado, tienen un efecto poderoso sobre nuestro organismo, en particular sobre la piel, actuando sobre el sistema metabólico.

Estos rayos, llamados actínicos, son responsables de la acción terapéutica de la luz solar, matan microbios y al mismo tiempo ayudan a bajar la presión arterial, aumentar la hemoglobina y el número de glóbulos blancos. Además, tienen una función relajante sobre el sistema nervioso. Los rayos actínicos, entonces, ayudan a estimular la producción de melanina, a mejorar la síntesis de calcio y vitamina D, así como a regular el ritmo sueño-vigilia.

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Como se practica

La helioterapia debe realizarse al aire libre, exponiéndose al sol bajo supervisión médica. Algunos médicos creen que en la alta montaña, donde el espectro es más rico en ultravioleta, los rayos del sol son más efectivos, mientras que otros argumentan que junto al mar es mejor Sin embargo La terapia de helioterapia también se puede realizar en la ciudad, el único cuidado es respetar los tiempos y métodos de exposición: comenzamos con una pequeña porción del cuerpo irradiada por el sol, para luego aumentar la superficie y los minutos. El máximo a alcanzar son unas horas, pero nunca durante las horas más calurosas.

En los meses de invierno, las horas más adecuadas para la práctica de la helioterapia son de 10 a 11 y de 12 a 14; en verano, sin embargo, de 7 a 10 y de 14 a 17. La duración media de la irradiación debe ser de un máximo de unas tres horas. horas, pero la temperatura debe ser como máximo de 20 ° -25 °. Se practica acostado, con sombrero blanco y gafas de sol. Generalmente es mejor ponerse en un lugar resguardado como las terrazas panorámicas (los famosos soláriums), pero también puedes hacerlo en la nieve, en la playa y en barco.

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Los efectos beneficiosos del sol en el cuerpo.

La helioterapia aporta numerosos beneficios en el tratamiento de diversas patologías. En particular, encuentra aplicación en el tratamiento de:

  • Enfermedades de la piel. Psoriasis, dermatitis, vitiligo, acné, eczema.
  • Enfermedades osteoarticulares. Como raquitismo, osteoporosis y reumatismo.
  • Enfermedades del sistema circulatorio y respiratorio.
  • Anemias
  • Trastornos del estado de ánimo, como ansiedad y depresión.

Sin embargo, incluso aquellos que gozan de buena salud pueden beneficiarse de la helioterapia porque la luz solar estimula la circulación y la oxigenación de los tejidos. En particular, activa la producción de vit. D, que aporta el calcio y el fósforo necesarios para que el sistema óseo renueve las células viejas por otras nuevas.
Además, la helioterapia depura el organismo, ya que sudar bajo el sol facilita la eliminación de sustancias de desecho, como la urea.

La helioterapia ha demostrado ser la terapia más eficaz para tratar una enfermedad en particular, la psoriasis. Se ha demostrado que una exposición breve y regular al sol (hasta 20 minutos, varias veces a la semana) puede ralentizar el rápido recambio celular que caracteriza soriasis.

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Cuidado con los efectos negativos

La helioterapia tiene numerosas propiedades beneficiosas, sin embargo, si se realiza sin criterio, también puede ser perjudicial. De hecho, la exposición prolongada a la luz solar durante demasiado tiempo puede provocar daños en la epidermis, como el envejecimiento prematuro de la piel y la aparición de melanomas.
Por ejemplo, puede estar sujeto a:

  • manchas solares, erupciones y quemaduras solares
  • golpe de calor
  • envejecimiento prematuro de los tejidos
  • trastornos oculares (cataratas y conjuntivitis)

Además, la helioterapia no se recomienda en absoluto en caso de:

  • Hipertiroidismo La radiación ultravioleta estimula indirectamente el metabolismo de las glándulas endocrinas que a su vez producen hormonas que, en sujetos predispuestos, pueden conducir a la aparición de trastornos como desmayos y taquicardia.
  • Fragilidad capilar y venas varicosas
  • Enfermedad del higado
  • Enfermedades hipertensivas y arteriosclerosis.

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